No sonaba de
una persona muy sensata pero por lo menos sabía que lo tenía alguien y que
podía recuperarlo, ya estaba más tranquila, me duché rápidamente y bajé a
cenar, a la mesa solo estaba mi padre, normalmente es lo que pasaba, mi madre
trabajaba siempre y le llevábamos todas las noches la cena a su despacho. Se
levantaba la primera desayunaba y se iba al trabajo, llegaba a las ocho de
trabajar y se metía siempre en su despacho y así un día tras otro. No sé lo que
le pasa últimamente por que cuando era pequeña siempre la tenía encima y eso me
encantaba, me hacía sentirme especial, mi padre tampoco me quitaba los ojos de
encima, pero ahora que he crecido ya no recibo tantas atenciones, sobre todo de
mi madre. Cenamos en silencio solo se oía el ruido de los cubiertos, la jarra
de agua y algún ¿quieres más? Hoy le tocaba a mi padre fregar, recogí yo, me
despedí de los dos con un beso de buenas noches. Me metí en la cama y empecé a
leer un libro que había descubierto aquella misma tarde en la biblioteca, era
antiguo pero Merche me lo recomendó, Mercedes es la bibliotecaria desde que me
alcanza la memoria, es una buena mujer y es como mi consejera. Se llamaba "La
perla”,leí apenas una par de capítulos hasta que me dormí. Soñé con un gran lleno de hojas caídas
del color de esta estación y un pequeño columpio blanco con una forma peculiar,
colgado de un árbol.
No hay comentarios:
Publicar un comentario